El toro de Osborne: Un símbolo cultural más allá de la publicidad

 

El toro de Osborne es una imponente figura que es típicamente representada en color negro. Su diseño minimalista lo hace fácilmente reconocible incluso a gran distancia. Las dimensiones de estas icónicas estructuras varían, pero muchas superan los 14 metros de altura, lo que las convierte en auténticos gigantes en el paisaje español.

 

La historia del toro de Osborne comenzó en 1956, cuando la empresa Osborne decidió que la mejor forma de promocionar su brandy no eran pequeños anuncios en revistas o folletos, sino colocar toros gigantes por toda España.

 

Al principio, estas figuras no eran tan grandes y estaban hechas de madera, pero su exposición al sol, al viento y a los gamberros que querían llevárselos de recuerdo hizo que su vida útil fuera breve. Sin embargo, la silueta del toro se hizo tan popular que en 1962 se optó por elevar su presencia en las carreteras de España, convirtiéndolas en grandes estructuras de metal que servían como anuncios.

 

En la década de los 80, llegó la ley de carreteras que prohibía la publicidad a lo largo de las rutas. ¡Se desató la revolución! Con protestas y movimientos sociales, se logró que el toro de Osborne se mantuviera, aunque sin el nombre de la marca.

 

Foto: Jerez de la marca Osborne

 

Así, el toro de Osborne no es solo una valla publicitaria, sino que se ha transformado en un símbolo cultural que ha ido más allá de su función original. Para muchos, representa un referente de la identidad española y se ha convertido en un ícono de las carreteras del país.

 

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